viernes, 1 de mayo de 2015

ANTECEDENTES: ANÁLISIS DEL DISCURSO; WITTGENSTEIN




El pensamiento Wittgenstiano


Ludwig Wittgenste
Wittgenstein como “revolucionario lingüístico “de la filosofía y el supresor de la metafísica. La de Wittgenstein es una filosofíavía lenguaje. El estudio del lenguaje no es un sustituto sino un método para llegar al conocimiento de la realidad. Como él mismo diría en una carta escrita al filósofo Rusell, reprochándole cierta incomprensión hacia su filosofía:



Ahora bien, me temo que no has captado realmente mi afirmación de la que toda la cuestión de las proposiciones lógicas sólo es un corolario. El punto principal es la teoría de lo que puede ser expresado por las proposiciones, esto es, por el lenguaje (y lo que viene a ser lo mismo, lo que puede ser pensado) , y lo que no puede ser expresado por proposiciones sino sólo mostrado; éste creo yo, es el problema cardinal de la filosofía.


La gran influencia que la publicación del Tractatus Logico-Philosophicu, ha tenido en el pensamiento del siglo XX, hasta el punto de que se le ha denominado la “revolución lingüística” en filosofía. La tarea del TLP es esclarecer la naturaleza y función de las proposiciones no constituye un fin en sí mismo sino un medio para arrojar luz sobre otras cuestiones. El objetivo del Tractatus, dice Wittgenstein, es trazar un límite al pensamiento, o mejor, no al pensamiento sino a la expresión de los pensamientos: pues para trazar un límite al pensamiento tendríamos que poder pensar ambos lados de ese límite.

El Tractatus es una teoría del pensamiento a través de una teoría del lenguaje; y dado que el pensamiento versa acerca de lo real, será también en último término una teoría de la realidad. El Tractatus versa sobre el isomorfismo de lenguaje y mundo, y la reducción del lenguaje a su función descriptiva. Lenguaje y mundo tienen un elemento común: su forma. Por ello el Tractatus no sólo es una reflexión sobre lógica y lenguaje, sino que supone una reflexión sobre el ser; el estudio del lenguaje se constituye como condición necesaria (pero también suficiente) del conocimiento del mundo.

Según Wittgenstein donde acaba el sentido acaba la capacidad de pensar; no se puede pensar lo que no tiene sentido o lo que no esta lingüísticamente conformado. Si se trata de situar el límite en el borde del pensamiento, nosotros tenemos que ser capaces de pensar desde los dos lados de este límite. El limite puede ser trazado nada más en el lenguaje, y lo que cuenta al otro lado de ese limite de un lenguaje es simplemente el “no ser”, la carencia de sentido. En este “primer” Wittgenstein solo tiene sentido lo que lingüísticamente puede ser formulado. No existiría nada en el pensamiento que pueda hurtarse a la condiciones de ser designado por el lenguaje; lo que no puede ser designado no puede ser pensado.

Teoría figurativa de la proposición

Toda mi tarea, dice Wittgenstein, consiste en explicar la naturaleza la proposición. Es decir, en indicar la naturaleza de todos los hechos, cuya figura es la proposición. El lenguaje es un retrato lógico de la proposición. La realidad, el mundo, es el conjunto de todos los hechos, mientras que el lenguaje constituye la totalidad de las proposiciones, cada una de las cuales describe un estado de cosas del mundo. Si bien la figura y la cosa figurada son independientes, pertenece a la esencia misma de la relación figurativa el que exista alguna semejanza entre ambas.

Si el lenguaje puede figurar la realidad es porque ambos pueden compartir la misma forma lógica. El concepto de proposición como figura lógica de la realidad implica tres elementos: a) el mundo (los hechos) como aspecto objetivo de la realidad figurativa, b) el lenguaje (las proposiciones) como su aspecto subjetivo y c) la forma lógica que media entre los dos.El mundo es todo lo que ocurre. 


Lo que ocurre, el hecho, es la existencia de estados de cosas. El estado de cosas es una combinación de objetos (asuntos, cosas). Los objetos forman la sustancia del mundo. El lado subjetivo de la relación isomórfica entre lenguaje y mundo, entre proposición y hecho, lo representa el lenguaje. En él se encuentra los elementos correspondientes a las nociones de hecho, estado de cosas y objetos. Como el mundo es el conjunto de todos los hechos, el lenguaje consiste en la totalidad de las proposiciones.


La totalidad de las proposiciones es el lenguaje. El lenguaje consta en su totalidad e proposiciones. La proposición es el retrato lógico de un hecho, una figura de él. La proposición es una figura de la realidad. La proposición elemental, afirma la existencia de un estado de cosas. Los signos simples empleados en la proposición se llaman nombres. El nombre significa objeto; el objeto es su significación. Wittgenstein no ofrece ejemplos de nombres, éstos son signos simples y primitivos para formar proposiciones elementales; el nombre denomina un objeto pero no los describe, viene a ser no un retrato sino algo como una etiqueta que le colocamos.


La función del lenguaje es afirmar o negar hecho, queda descartado el tipo de discurso no descriptivo (discurso valorativo, poético). Esta concepción da una consideración fáctica del lenguaje. La investigación sobre el lenguaje es la vía de acceso al conocimiento de lo real.

La proposición expresa lo que yo no sé, pero lo que yo tengo que conocer para poder decirla, lo muestro en ella. El sentido mostrado por la proposición es independiente de la realidad, pero para saber si lo que dice es cierto no, debemos contrastarla empíricamente, pues la proposición contiene únicamente la posibilidad de su verdad.


Entre el lenguaje y mundo se encuentra la forma lógica como elemento mediador que relaciona los otros dos y hace posible que el lenguaje hable acerca del mundo. La forma clave permite resolver el problema fundamental de la relación entre lenguaje y mundo.

El “segundo Wittgenstein”

Una vez concluido el Tractatus y convencido de haber dicho todo lo que tenía que decir, abandonó la filosofía. Después de un tiempo que atravesó por distintas actividades decidió incorporarse nuevamente a la filosofía, uno de los factores que explican este regreso está la creciente insatisfacción producida en él por las teorías expuestas en el Tractatus, insatisfacción que, por otra parte, no habría sino de acrecentarse. Este periodo llamado “filosofía del segundo Wittgenstein” se caracteriza por el abandono progresivo de las tesis fundamentales del Tractatus.


La concepción del lenguaje del segundo Wittgenstein puede resumirse en tres tesis fundamentales:


1.- El significado de las palabras y de las proposiciones es su uso en el lenguaje.

2.- Los usos se configuran en los juegos del lenguaje.

3.- Los juegos del lenguaje no comparten una esencia común sino que mantienen un parecido de familia.



En el Tractatus Wittgenstein sólo había considerado un tipo de uso del lenguaje: el uso descriptivo, representando por el modo indicativo de la proposición. El único uso que se tiene en cuenta en el lenguaje es el de representar el mundo y de ahí su naturaleza esencialmente figurativa, sin la cual no cumpliría función alguna. Habiendo tomado como modelo al lenguaje de la ciencia, el Tractatus presentaba un exclusivismo de la función descriptiva del lenguaje, que se manifestaba en dos criterios: primero en la reducción de las proposiciones a descripciones -figuras- de los hechos; en segundo lugar, en la asimilación de las palabras a nombres. Las proposiciones eran allí figuras de hechos que podían ser analizadas hasta llegar a sus componentes últimos —los nombres— correspondientes a objetos simples.

Ya en las Observaciones… se constata la existencia de diversos usos de la proposición además del indicativo, tales como el uso imperativo y el expectativo. Sin embargo, esta constatación no sólo se hace compatible sino que se presenta como apoyo a la concepción figurativa de la proposición. Aun cuando la proposición sigue siendo considerada como una figura, es algo más que eso: su sentido no se reduce a su naturaleza figurativa sino al uso que se hace de ella.






Es en las Observaciones donde surge una primera formulación de la teoría del significado como uso: el sentido de una proposición, así como el significado de una palabra, es su función, el propósito que cumple.


Juegos de lenguaje

Las palabras se definen por su uso, este se inserta dentro de un contexto de actividades de tipo tanto lingüístico como no lingüístico. Y tampoco es único ya que el lenguaje comprende una multiplicidad de funciones. Ahora bien, ¿cuál es el criterio de distinción de la multiplicidad de usos lingüísticos?, ¿cómo sabemos el uso que le toca a cada palabra en cada caso particular?. Lo que marca la distinción de usos del lenguaje son los distintos contextos en que se desarrollo. Estos contextos constituyen lo que Wittgenstein denomina “juegos de lenguaje”. Los usos del lenguaje son múltiples porque hay muchos juegos, muchos contextos donde pueden insertarse.

La expresión “juegos del lenguaje” surge a resultado de una de las comparaciones favoritas de Wittgenstein: la del lenguaje y los juegos. El autor no da una definición clara de “juegos del lenguaje”, pero sí usa muchos ejemplos. La noción “juegos del lenguaje” significa varias cosas para el autor: (a) Ciertas formas lingüísticas de carácter primitivo y simple; (b) El lenguaje ordinario junto con las actividades y realizaciones pertenecientes a él; (c) Sistemas lingüísticos parciales, entidades funcionales o contextos que forman parte de un todo orgánico.

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