viernes, 1 de mayo de 2015

ANTECEDENTES: ANÁLISIS DEL DISCURSO; JOHN AUSTIN


     Teoría de los actos de habla

JOHN AUSTIN
 La teoría de los actos de habla es una teoría pragmática que se originó con la hipótesis de que la unidad mínima de lenguaje no sólo tiene como función ser un enunciado o una expresión, sino además realizar determinados actos o acciones, como enunciar, plantear preguntas, dar órdenes, describir, explicar, disculpar, agradecer y felicitar, entre otros. (Searle 1980: vii) El primero en presentar esta hipótesis y en plantear una teoría de los actos de habla fue J. L. Austin (1962), más tarde Searle (1990) profundizó en la materia, así como otros autores a la fecha. 

John L. Austin en  1962, con su libro How to Do Things with Words, se convirtió en el padre de la teoría de los actos de habla al ser el primero en establecer que al decir una cosa también se hacía otra, además del simple hecho de decirla, como pedir o prometer entre otras.

Esto significa que detrás de toda emisión existe una intención, en otras palabras cuando un orador pronuncia una oración ésta no sólo describe o informa algo sino que representa una acción por sí sola. En su teoría, Austin identificó que se realizaban tres actos diferentes al momento de emitir una oración: a) Acto locucionario: el acto de emitir una oración con determinado sentido o referencia, b) Acto ilocucionario: la fuerza comunicativa que acompaña a la oración, como pedir, preguntar y prometer, entre otras, c) Acto perlocucionario: el efecto en el receptor, ya sea sobre sus sentimientos, pensamientos o acciones (Geis 1995:3) Es importante mencionar que Austin se enfocó principalmente en las oraciones performativas o realizativas; éstas son emisiones que se consideran acciones o actos que determina el verbo. Estas oraciones por lo general, son afirmativas; el verbo que aparece en ellas, el verbo realizativo, está conjugado en primera persona del tiempo presente del indicativo. Además, tienen un objeto directo e indirecto opcional que corresponde a la segunda persona.

Más tarde, John Searle, retomó y perfeccionó la teoría de Austin sobre los actos de habla e hizo una extensión del análisis, en ésta, Searle propone los actos de habla, actos lingüísticos o actos del lenguaje, para estudiar algunos problemas de la filosofía del lenguaje; al mismo tiempo, establece que es importante estudiarlos ya que hablar una lengua consiste en realizar actos de habla como hacer enunciados, dar órdenes, plantear preguntas, entre otros. De acuerdo, con Searle, los actos de habla se dividen en tres y estos son los siguientes: a) Acto de emisión: la emisión de palabras, morfemas u oraciones. b) Acto proposicional: el acto de referir y predicar. c) Acto ilocucionario: el acto de preguntar, mandar, prometer, entre otros. 

JOHN SEARLE
Cabe mencionar que estos actos no se realizan por separado, sino que al realizar actos ilocucionarios característicamente se realizan actos proposicionales y de emisión. Searle también se refiere a la forma gramatical de estos actos y al respecto señala:

La forma gramatical característica del acto ilocucionario es la oración completa (puede ser una oración que conste de una sola palabra) y las formas gramaticales características de los actos proposicionales son partes de oraciones: predicados gramaticales para el acto de la predicación, y nombres propios, pronombres y ciertas frases para la referencia

El concepto del acto de emisión es bastante claro para los teóricos del discurso; sin embargo, no sucede lo mismo con los conceptos del acto proposicional e ilocucionario. Además hay algunos puntos que cabe mencionar sobre estos dos conceptos relevantes para la interpretación, por lo que se tratarán a continuación:

Actos ilocucionarios

Primero, hay que establecer que los actos ilocucionarios, como señala Searle, no los realizan las palabras sino los hablantes al emitir las palabras y esto se debe a que el orador es quien determina la fuerza ilocucionaria. Los actos ilocucionarios tienen una forma lógica típica que consiste en un contenido proposicional que se presenta con determinada fuerza ilocucionaria y son estos dos elementos los que dan al acto una estructura en sí. Cabe señalar que no todos los actos tienen un contenido proposicional, pero sí es claro que todos tienen una fuerza ilocucionaria, es decir, la fuerza comunicativa del enunciado. Los dispositivos de fuerza ilocucionaria son importantes, puesto que muestran cómo debe tomarse la proposición o “dicho de otra manera, qué fuerza ilocucionaria ha de tener la emisión; esto es, qué acto ilocucionario está realizando el hablante al emitir la oración”. De acuerdo con Searle, algunos dispositivos de la fuerza ilocucionaria en el español son el contexto, el orden de las palabras, el énfasis, la curva de entonación, la puntuación, el modo del verbo y los denominados verbos realizativos, es decir, los que hacen explícito el acto del habla que se realiza 

Searle divide los actos ilocucionarios en directos e indirectos. 

Actos ilocucionarios directos 

Los actos ilocucionarios directos son aquéllos en los que el orador emite una oración y la oración significa de manera explícita y literal lo que expresa en sí. En estos casos el orador pretende producir un efecto ilocucionario, efecto que consiste simplemente en que el receptor comprenda la emisión del orador. Este efecto se logra cuando el receptor, a través de sus conocimientos sobre las reglas que gobiernan la emisión de la oración, reconoce la intención del orador.

Actos ilocucionarios indirectos 

Searle establece que los hablantes no siempre dicen lo que quieren decir o dicen más de lo que en efecto dicen  y esto es precisamente lo que ocurre en los actos ilocucionarios indirectos; éstos son aquéllos en los que el orador emite una oración y está significa lo que se dice pero además significa algo más.
Según Searle, la mayoría de las oraciones se emiten como actos ilocucionarios indirectos.

Los actos ilocucionarios constan de actos primarios y secundarios. Los primarios son el significado no literal de la emisión del enunciado mientras que los secundarios son la emisión de la oración en su sentido literal. Un orador realiza actos ilocucionarios indirectos al basarse en el contexto o en los conocimientos que comparte con su receptor, ya sean éstos lingüísticos o extralingüísticos y al confiar en la capacidad de inferir del receptor.

Categorías de los actos ilocucionarios 

Searle retomó y perfeccionó la clasificación de Austin, ya que para él la clasificación Austiana no era una clasificación de actos ilocucionarios sino de verbos ilocucionarios. Así, en 1979 Searle estableció una clasificación de cinco categorías generales y ésta se basa en el punto ilocucionario o propósito del acto, que es parte de la fuerza ilocucionaria.
La clasificación propuesta por Searle es la siguiente:
1. de aseveración: la intención del orador es expresarle al receptor cómo son las cosas, la dirección de correspondencia es de las palabras al mundo; la condición de sinceridad, es decir, la que expresa el estado psicológico del hablante al llevar a cabo el acto de habla, es creer que la proposición es verdadera. 
2. de dirección: la intención del orador es hacer que el receptor haga algo. La dirección de correspondencia es del mundo a las palabras; la condición de sinceridad es el deseo.
3. de comisión: la intención del orador es comprometerse a realizar un acto futuro. La dirección de correspondencia es del mundo a las palabras y la condición de sinceridad es la intención.
4. de expresión: la intención del orador es expresar sus sentimientos y actitudes. No existe dirección de correspondencia, ya que, al realizar un acto de este tipo, el hablante tratará que la dirección de correspondencia sea del mundo a las palabras o viceversa. 
5. de declaración: la intención del orador es provocar un cambio en el mundo a través de sus declaraciones. La dirección de correspondencia puede ser del mundo a las palabras o al revés, no existe condición de sinceridad.

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