Etnomedología
El término “etnometodología” fue acuñado en el decenio de 1950 por el
sociólogo norteamericano, y figura intelectual capital de la
etnometodología, Harold Garfinkel. Al investigar acerca de las
deliberaciones de los miembros de un jurado, Garfinkel se interesó en los
procedimientos de razonamiento, a los cuales llamó “métodos", a través
de los cuales fueron tomadas decisiones colectivas y se cumplieron
veredictos.
Tales “métodos” no estaban basados en un conocimiento
especializado o en tipos particulares de pensamiento lógico o legal; más
bien, fueron expresados sobre la base del conocimiento de sentido común
diario.
La invención de Garfinkel del término “etnometodología” marcó el
inicio de un programa de estudios dirigido a socavar las imperantes
preocupaciones del funcionalismo estructural mediante explicaciones
“científicas” acerca de cómo es constituido y mantenido el orden social.
Más que la búsqueda de correctivos “científicos” o explicaciones
evaluativas del orden social, los estudios en etnometodología fueron
conducidos con “indiferencia etnometodológica”. Esto se logró suspendiendo (o “poniendo entre paréntesis”) las
aspiraciones evaluativas y correctivas, y centrándose, más bien, en cómo los
mismos miembros de la sociedad, mediante lo que dan por cierto, sus
prácticas (“métodos”) del sentido común, cumplen a cabalidad el orden
social. Para los etnometodologistas, el orden social, con un sentido, y la
racionalidad3
son fenómenos socialmente cumplidos, que “trabajan” de
manera incesante, y se cumplen local y contingentemente.
Los “etnométodos”
son, entonces, los métodos propios de la gente (no de los
científicos) para cumplir a cabalidad y exhibir tales fenómenos; las personas
son, como Turner lo expresa, miembros de las “prácticas de
producción”.
La etnometodología sostiene que es el estudio de cómo las “prácticas”
o los “métodos” son usados por los miembros al actuar de manera
contingente, en circunstancias particulares y concretas, para crear y
sustentar el orden social, lo que permite una revaloración fundamental y un
entendimiento detallado de la naturaleza de ese orden. Tal “orden” es
creado y conocido, no sobre la base de una matriz externa u “objetiva”, sino
de manera endógena (desde el interior de actividades temporalmente
ordenadas). La etnometodología, como lo propuso,
está:
interesada por la cuestión de cómo, sobre el curso temporal de sus compromisos
reales, y “conociendo” la sociedad solamente desde adentro, los miembros producen
actividades prácticas estables, es decir, las estructuras sociales de las actividades
diarias.
El programa de la etnometodología plantea que ninguna actividad o evento (no importa lo trivial que parezca o lo insignificante que sea) puede
eximirse de estudio. En un considerable y heterogéneo marco de trabajo
desarrollado a lo largo de treinta años, las descripciones etnometodologistas
de las “prácticas de producción” incluyen la forma en que los médicos
recopilan los archivos, la forma en que se
cumplen el “género” y la “etnia”, los métodos mediante los cuales los estudiosos de la conversación
categorizan a las personas, cómo aprender el sonido de jazz en
el piano, la forma en que los científicos construyen sus
hallazgos y objetos científicos, cómo las relaciones
sociales son mediadas por textos, y los procedimientos de los
ingenieros de software para seguir las guías técnicas.
En efecto, Garfinkel dio comienzo a un ataque frontal a la suposición
de una realidad externa, objetiva, cuya existencia puede ser conocida y
descrita independientemente de la mediación humana.Él propuso que los
miembros no están simplemente en un escenario social “objetivo”; sino que,
más bien, ellos, en efecto, hacen esos escenarios. Y es a través del hacer (y sólo ahí) que el orden, sentido,
racionalidad y estabilidad de las actividades sociales se cumple y se hace
posible.
Para estudiar este logro, la etnometodología se enfoca en “el
conocimiento que un miembro tiene de sus asuntos corrientes, de sus
propias iniciativas organizadas, donde tal conocimiento es considerado por
nosotros como parte del escenario que también hace observable”. Esto es, la cualidad observable-comunicable de las acciones,es
decir, la narrabilidad de las accion, no puede estar divorciada de la
forma en que los miembros las organizan y coordinan dentro de un
escenario. Ni, por implicación, el escenario social puede ser considerado
recurriendo a las interpretaciones analíticas a priori de los científicos
El propósito del programa de estudio que llegó a ser conocido
como etnometodología fue analizar la organización social exclusivamente a
partir de las “estructuras de experiencia” de los miembros, más que a partir
de categorías, representaciones o esquemas deducidos “objetivamente” o
“científicamente”. Es sólo mediante tales “estructuras de experiencia”,
sostienen los etnometodologistas, que las actividades y eventos se
reconocen como fenómenos ordenados y racionales.
HAROLD GARFINKEL |
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