Teoría de los actos de habla
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JOHN AUSTIN |
La teoría de los actos de habla es una teoría pragmática que se originó con la hipótesis
de que la unidad mínima de lenguaje no sólo tiene como función ser un enunciado o
una expresión, sino además realizar determinados actos o acciones, como enunciar,
plantear preguntas, dar órdenes, describir, explicar, disculpar, agradecer y felicitar,
entre otros. (Searle 1980: vii)
El primero en presentar esta hipótesis y en plantear una teoría de los actos de habla fue
J. L. Austin (1962), más tarde Searle (1990) profundizó en la materia, así como otros
autores a la fecha.
John L. Austin en 1962, con su libro How to Do Things with Words, se convirtió en el padre
de la teoría de los actos de habla al ser el primero en establecer que al decir una cosa
también se hacía otra, además del simple hecho de decirla, como pedir o prometer entre otras.
Esto significa que detrás de toda emisión existe una
intención, en otras palabras cuando un orador pronuncia una oración ésta no sólo
describe o informa algo sino que representa una acción por sí sola.
En su teoría, Austin identificó que se realizaban tres actos diferentes al momento de
emitir una oración:
a) Acto locucionario: el acto de emitir una oración con determinado sentido o
referencia, b) Acto ilocucionario: la fuerza comunicativa que acompaña a la oración, como
pedir, preguntar y prometer, entre otras, c) Acto perlocucionario: el efecto en el receptor, ya sea sobre sus sentimientos,
pensamientos o acciones (Geis 1995:3)
Es importante mencionar que Austin se enfocó principalmente en las oraciones
performativas o realizativas; éstas son emisiones que se consideran acciones o actos
que determina el verbo. Estas oraciones por lo general, son afirmativas; el verbo que
aparece en ellas, el verbo realizativo, está conjugado en primera persona del tiempo
presente del indicativo. Además, tienen un objeto directo e indirecto opcional que
corresponde a la segunda persona.
Más tarde, John Searle, retomó y perfeccionó la teoría de Austin sobre los actos de
habla e hizo una extensión del análisis, en ésta, Searle propone los actos de
habla, actos lingüísticos o actos del lenguaje, para estudiar algunos problemas de la
filosofía del lenguaje; al mismo tiempo, establece que es importante estudiarlos ya que
hablar una lengua consiste en realizar actos de habla como hacer enunciados, dar
órdenes, plantear preguntas, entre otros.
De acuerdo, con Searle, los actos de habla se dividen en tres y estos son los siguientes:
a) Acto de emisión: la emisión de palabras, morfemas u oraciones.
b) Acto proposicional: el acto de referir y predicar.
c) Acto ilocucionario: el acto de preguntar, mandar, prometer, entre otros.
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JOHN SEARLE |
Cabe mencionar que estos actos no se realizan por separado, sino que al realizar actos
ilocucionarios característicamente se realizan actos proposicionales y de emisión. Searle también se refiere a la forma gramatical de estos actos y al
respecto señala:
La forma gramatical característica del acto ilocucionario
es la oración completa (puede ser una oración que conste de una sola palabra) y las formas gramaticales
características de los actos proposicionales son partes de
oraciones: predicados gramaticales para el acto de la
predicación, y nombres propios, pronombres y ciertas
frases para la referencia
El concepto del acto de emisión es bastante claro para los teóricos del discurso; sin
embargo, no sucede lo mismo con los conceptos del acto proposicional e
ilocucionario. Además hay algunos puntos que cabe mencionar sobre estos dos
conceptos relevantes para la interpretación, por lo que se tratarán a continuación:
Actos ilocucionarios
Primero, hay que establecer que los actos ilocucionarios, como señala Searle, no los
realizan las palabras sino los hablantes al emitir las palabras y esto se debe a
que el orador es quien determina la fuerza ilocucionaria.
Los actos ilocucionarios tienen una forma lógica típica que consiste en un contenido
proposicional que se presenta con determinada fuerza ilocucionaria y son estos dos
elementos los que dan al acto una estructura en sí. Cabe señalar que no
todos los actos tienen un contenido proposicional, pero sí es claro que todos tienen una
fuerza ilocucionaria, es decir, la fuerza comunicativa del enunciado.
Los dispositivos de fuerza ilocucionaria son importantes, puesto que muestran cómo
debe tomarse la proposición o “dicho de otra manera, qué fuerza ilocucionaria ha de
tener la emisión; esto es, qué acto ilocucionario está realizando el hablante al emitir la
oración”. De acuerdo con Searle, algunos dispositivos de la fuerza
ilocucionaria en el español son el contexto, el orden de las palabras, el énfasis, la curva
de entonación, la puntuación, el modo del verbo y los denominados verbos realizativos, es decir, los que hacen explícito el acto del habla que se realiza
Searle divide los actos ilocucionarios en directos e indirectos.
Actos ilocucionarios directos
Los actos ilocucionarios directos son aquéllos en los que el orador emite una oración y
la oración significa de manera explícita y literal lo que expresa en sí.
En estos casos el orador pretende producir un efecto ilocucionario, efecto que consiste
simplemente en que el receptor comprenda la emisión del orador. Este
efecto se logra cuando el receptor, a través de sus conocimientos sobre las reglas que
gobiernan la emisión de la oración, reconoce la intención del orador.
Actos ilocucionarios indirectos
Searle establece que los hablantes no siempre dicen lo que quieren decir o dicen más de
lo que en efecto dicen y esto es precisamente lo que ocurre en los actos ilocucionarios indirectos; éstos son aquéllos en los que el orador emite una oración y
está significa lo que se dice pero además significa algo más.
Según Searle, la mayoría
de las oraciones se emiten como actos ilocucionarios indirectos.
Los actos ilocucionarios constan de actos primarios y secundarios. Los primarios son
el significado no literal de la emisión del enunciado mientras que los secundarios son la
emisión de la oración en su sentido literal.
Un orador realiza actos ilocucionarios indirectos al basarse en el contexto o en los
conocimientos que comparte con su receptor, ya sean éstos lingüísticos o
extralingüísticos y al confiar en la capacidad de inferir del receptor.
Categorías de los actos ilocucionarios
Searle retomó y perfeccionó la clasificación de Austin, ya que para él la
clasificación Austiana no era una clasificación de actos ilocucionarios sino de verbos
ilocucionarios. Así, en 1979 Searle estableció una clasificación de cinco categorías
generales y ésta se basa en el punto ilocucionario o propósito del acto, que
es parte de la fuerza ilocucionaria.
La clasificación propuesta por Searle es la siguiente:
1. de aseveración: la intención del orador es expresarle al receptor cómo son las
cosas, la dirección de correspondencia es de las palabras al mundo; la condición
de sinceridad, es decir, la que expresa el estado psicológico del hablante al
llevar a cabo el acto de habla, es creer que la proposición es verdadera.
2. de dirección: la intención del orador es hacer que el receptor haga algo. La
dirección de correspondencia es del mundo a las palabras; la condición de
sinceridad es el deseo.
3. de comisión: la intención del orador es comprometerse a realizar un acto
futuro. La dirección de correspondencia es del mundo a las palabras y la
condición de sinceridad es la intención.
4. de expresión: la intención del orador es expresar sus sentimientos y actitudes.
No existe dirección de correspondencia, ya que, al realizar un acto de este tipo,
el hablante tratará que la dirección de correspondencia sea del mundo a las
palabras o viceversa.
5. de declaración: la intención del orador es provocar un cambio en el mundo a
través de sus declaraciones. La dirección de correspondencia puede ser del
mundo a las palabras o al revés, no existe condición de sinceridad.